La transformación de los espacios sociales
Thompson ilustra esta transformación con ejemplos concretos, como un bar mexicano en Carolina del Norte que frecuentaba desde hace años. Lo que antes era un lugar de encuentro y conversación se ha convertido en un punto de recogida de pedidos para llevar, donde «la gente las encarga haciendo uso de una aplicación, las recoge de un mostrador junto a la cocina, las paga y se las lleva a casa». Este cambio refleja una tendencia más amplia hacia la privatización del ocio, donde actividades que antes eran sociales, como comer fuera o ir al cine, se han transformado en experiencias individuales facilitadas por la tecnología.
Esta individualización de nuestras costumbres y ocio, -que comenzó con el automóvil, pasando por el televisor, hasta la tecnología móvil de hoy en día-, nos hace pasar gran parte de nuestro tiempo sin relacionarnos cara a cara con la gente a nuestro alrededor, y tiene implicaciones más profundas.
Uno de los conceptos clave que Thompson introduce es la pérdida del «anillo medio» de relaciones sociales: aquellas interacciones con vecinos/as, compañeros/as de trabajo o personas conocidas que, aunque nos parezcan superficiales, son fundamentales para la cohesión social. Según Thompson, al evitar estas relaciones, desaparecen vínculos, hábitos relacionales y de educación y tolerancia, que han producido sociedades más polarizadas, donde las personas se relacionan principalmente con su círculo íntimo o con comunidades en línea que refuerzan sus propias creencias.
La tecnología, especialmente los smartphones y las redes sociales, ha desempeñado un papel central en este aislamiento creciente. La población adolescente, por ejemplo, dedican más del 30% de su tiempo de vigilia a pantallas, lo que ha reducido significativamente las interacciones personales y ha transformado la manera en que se forman y mantienen las amistades.
La soledad en Madrid y la respuesta institucional
Esta tendencia no es exclusiva de Estados Unidos. En Madrid, la soledad no deseada se ha convertido en un gran reto a abordar. El Ayuntamiento de Madrid, a través de Madrid Salud y sus Centros Municipales de Salud comunitaria, está implementando el Proyecto Estratégico de Prevención de la Soledad No Deseada. Este programa busca detectar y acompañar a las personas en situación de aislamiento social mediante la intervención comunitaria y la promoción de espacios de encuentro vecinal. Desde 2021, más de 103.000 personas han participado en actividades de sensibilización y encuentro dentro de este proyecto para combatir la soledad no deseada.
Reconstruyendo el tejido social y la presencialidad
La lectura de Thompson subraya la importancia de iniciativas como la de Madrid Salud, que buscan reconstruir el tejido social desde lo local y fomentar las relaciones presenciales. En una era donde la tecnología puede facilitar el aislamiento, es crucial promover espacios y actividades que fortalezcan la comunidad y las conexiones humanas. Como señala Thompson, «la solución no radica únicamente en cambios individuales, sino en la reconstrucción de comunidades más conectadas… cara a cara”.
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