Vivir en una gran ciudad puede generar sensación de colmena de personas anónimas y lejanas, aunque no nos separen más de 5 centímetros del resto de personas. ¿Cómo podemos hacer para sentirnos bien aquí? Vayamos por pasos. Tenemos por delante un nuevo día.
Madrid está formada por varios elementos, células que comienzan en cada persona, que van conformando una familia, y se van abriendo a una vecindad, que en unas cuantas manzanas van formando un barrio… Y así, barrio a barrio, se forma un distrito que, al unirse con otros 20 distritos más, conformamos la ciudad.
Por tanto, tú eres el primer paso para comenzar a sentirse bien en Madrid.
Paso 1
Eres esa primera célula que conformas el gran ecosistema en el que vives, así que puedes intentar sentirte lo mejor posible. Hay unos consejos básicos que te harán comenzar bien el día: ya has descansado tras un buen sueño, ¿sí? –si no es así, comienza con buenos hábitos para dormir bien esta misma noche. Desayuna sano, aséate y mirándote al espejo, sonríe. Bien.
Paso 2
Seguimos con el paso dos. ¿Recuerdas? Toca sentirse bien con la familia. Tanto si tu familia es pequeña o numerosa, como si vives con tu mascota, os merecéis una sonrisa, un cariñoso saludo y hasta un gesto que va desde preguntar qué tal han dormido a prepararles un desayuno o bajar a por churros para dejarles boquiabiertos.
Paso 3
Y hablando de bajar… Vamos a por el tercer paso, toca salir de casa y nos encontramos ya en la escalera o ascensor y el portal. Puntos de encuentro con otras células de tu comunidad. Personas a las que también podrías saludar con una sonrisa, y hasta mirando a los ojos, en vez de murmurar un ininteligible “nosdías…” mirando al suelo. ¿Te imaginas que hasta pudieras saludarles por su nombre? “Buenos días, Marcela, ¿qué tal estamos hoy?”, o “Buen día José, vamos con prisa al trabajo, ¿eh?”, o “Que tengas buen día, Jordan”.
Ya sabes, a partir de hoy, intenta estar atento al nombre de quienes comparten tu escalera. ¿Qué por qué? Porque son las personas más próximas al lugar donde vives y puedes acercarlas aún más a tu vida. Porque las relaciones sociales son imprescindibles.
Piensa, ¿a quién dejarías unas llaves de tu casa? Si te has quedado sin poder entrar, ¿no sería lo más normal que alguien de tu vecindario tuviera una copia? Claro. Por eso hay que comenzar a establecer relaciones de confianza, y cuando la encuentres, te vas a sentir mejor. Si oyes ruidos extraños, o dejas de oír a tu vecino o vecina y te preocupa… Habla con las personas de confianza de tu comunidad. Puedes ayudar. Y ellas te ayudarán a ti también. Y quien habla de llaves, habla de regar las plantas en vacaciones, ayudar con la compra, avisar si te has dejado la ventanilla del coche abierta, pasar la cuna del bebé que ya no usamos a un nuevo miembro de la comunidad… ¡los vecinos y vecinas están ahí! No hagamos como que no existen.
Paso 4
Y ya estamos en el barrio. El cuarto paso. Nuestras calles conocidas, las tiendas, plazoletas, el mercado, el parque, el colegio, el centro de salud, la gente…
Salir por el barrio es fundamental para sentirse bien. Te sientes, en principio, más activo, y es que ¡ya has salido de casa!, que muchas veces la pereza nos ancla al sofá como si fuera parte de nuestro cuerpo. Y, además, ver a otras personas hablando, andando, comprando, te hacen sentir que eres parte de esa vida de barrio, porque en el barrio hay vida. Así que, dale. Recuerda saludar con esa sonrisa y contacto visual a tu panadera, en la tienda y a la vecina o vecino con quien te cruzas o te tropiezas sin querer. Día a día os iréis reconociendo y conociendo un poco más. Ya sabes, pon atención a quedarte con los nombres de las personas si tienes la oportunidad de escucharlos. Y la próxima vez, saludas por su nombre. Porque no somos personas extrañas, somos hormiguitas de ese hormiguero tan dinámico llamado barrio. Y vinculándonos cada vez un poco más, tendremos un barrio más vivo y más unido..
Paso 5
¿Qué tal te sientes a estas alturas? Mejor, ¿verdad? Pues la buena noticia es que tu barrio y el de al lado, van formando tu distrito, y resulta que igual ni los reconoces, pero tu distrito está repleto de recursos a tu alcance que resultan muy útiles para generar y mantener la salud y el bienestar. Aquí te dejamos un mapa con algunos de ellos, para que comiences a utilizarlos y a darlos a conocer a quien creas que los pueda necesitar.
http://madridsalud.es/mapas-activos/
Y es que, para sentirse bien, la ciudad de Madrid tiene un montón de espacios y recursos que no siempre sabemos aprovechar. Por ejemplo, ¿sabes cuántas oportunidades relacionadas con el arte y la cultura hay en tu entorno? ¿Conoces las asociaciones vecinales que te rodean? Te invitamos a investigar en este mapa de activos y descubrirlas.
Si lo que te apetece es una actividad más deportiva, puedes no solo acudir a tu polideportivo más cercano y buscar los que tengan pistas de tenis, o piscina o clases específicas que te interesen… La ciudad está surcada por paseos, parques y zonas verdes donde poder pasear o correr, practicar yoga o taichí o cualquier actividad que de forma individual o grupal te haga sentir mejor.
Tenemos a nuestro alcance recursos de todo tipo, muy interesantes y necesarios para personas mayores, para quien le apetezca aprender nuevas cosas, espacios religiosos o de iniciativa social y participación ciudadana; centros para prevención y tratamiento de adicciones, de violencia de género, recursos sociales y centros de salud. En fin, hay un mundo de producción de actividades, de comercio y de encuentros muy cerca que tenemos la oportunidad de conocer y disfrutar. Invitémonos a vivir nuestro barrio, a conocer a la gente, a ser parte de una comunidad más unida. Sin complejos. Con ganas.
Y si estos consejos todavía no han conseguido que te sientas mejor, no pasa nada. Aunque intentemos que todo fluya, si no lo hace, no depende únicamente de nuestro esfuerzo. Démonos más tiempo. Pero, al menos, intentemos cambiar lo que esté en nuestra mano y aceptar lo que no podamos cambiar… de momento.
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